La autora va desarrollando la historia a nivel de las personas y la sociedad que los rodea. Nos va mostrando cómo de manera muy lamentable y dramática los integrantes de la comunidad de La Huerta de la Esperanza empiezan a dividir sus opiniones y actitudes con respecto a sus vecinos árabes que han sido entrañables durante décadas. Ello debido a los conflictos sociales y políticos que se van dando en Palestina a principios de los años 30.

Vislumbramos que cada vez va a ser más difícil conservar la armonía a pesar de el cariño que estas dos comunidades de vecinos han cultivado, pues cada uno de sus miembros, orillados por las circunstancias, tendrá que tomar partido.