Magistralmente es como Dostoievski maneja el tema del tormento interno de Juan Karamazov, que tiene alucinaciones y sostiene una conversación con el diablo, que es parte de él mismo, de su inconsciente. Aunado al tema del Gran Inquisidor, el capítulo nos habla de la lucha entre el bien y el mal, entre los opuestos, nuestras pasiones como condición humana, nuestros conflictos internos.
Por otra parte Smerdiakov se ha ahorcado y Juan Karamazov tiene una enfermedad emocional, por lo que intuimos se complicará el juicio de Demetrio y seguirán inculpándolo. Sin embargo Dostoievski es imprevisible y siempre nos sorprende con hechos inesperados, así que en realidad no podemos saber qué es lo que sucederá.
Y ya estamos en pleno juicio de Demetrio, en el que se describe de manera detallada como una filigrana, la vida emocional de los personajes de la novela.