Se inició la sesión leyendo un festín de textos, que se fueron escribiendo durante varias sesiones:

• No soy perfecta, lo dicen las cicatrices de mi cuerpo, que te hablan de la infinidad de las batallas que perdí en mi delirio de ser madre, las que no se ven son las de mi fragmentado corazón, que he reparado sin disimularlas como un hermoso kintsugi, fortaleciéndolo con amor propio.
• Rompemos el cielo juntos con caricias y succiones húmedas, conseguimos el destino astral de tres en armonía, comenzamos a desaparecer, fusión que detona en pasmosos rubores moldeando un camino al universo.
• Te imagino y no sabes de qué forma me enredo en mis suspiros, como una obra de arte te cincelo, te recuerdo y el corazón se estremece, cada beso, cada caricia, cada momento, aprendí de tus locuras y las hice mías.
• Nada tiene sentido, tratar de contener es imposible, sonidos escapan de mi boca como agua entre las manos, imposible detenerlo; esos amantes generosos, de esos momentos que me hicieron sentir igual que cuando mis dedos se deslizan sobre mi cuerpo.
• Se muerde el labio inferior, tiene una fascinación malsana por las escaleras, ese espacio anatómico cuyas líneas señalan hacia la llave del placer, esas líneas que incitan a acariciar a lamer, a morder, se acerca, recorre el cuerpo con los dedos…

Este curso deja una gran enseñanza; relatos sin ataduras, con experiencias reales que nos permite sacar nuestro eros interno.